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Offshore: ¿Qué queda del futuro energético marítimo de Argentina?

Offshore: ¿Qué queda del futuro energético marítimo de Argentina?

La exploración offshore frente a las costas argentinas generó grandes expectativas en los últimos años. Con la perforación del pozo Argerich-1 frente a Mar del Plata, se hablaba de una nueva frontera energética con potencial para transformar la matriz productiva del país.

Sin embargo, el resultado negativo de esa primera perforación ha cambiado el panorama: las empresas no encontraron hidrocarburos comercialmente viables y algunos actores comenzaron a retirarse o frenar sus planes. ¿Qué queda entonces de aquella promesa?

De la expectativa al freno: ¿una oportunidad postergada?

El consorcio conformado por YPF, Equinor y Shell perforó en 2023 el pozo Argerich-1, a más de 300 km mar adentro, en aguas ultraprofundas. Fue el primer pozo exploratorio de la Cuenca Argentina Norte. Sin embargo, el resultado fue negativo: no se hallaron reservorios con petróleo o gas en cantidades económicamente explotables.

Consesiones OffShore

El revés fue un golpe para la estrategia de diversificación energética nacional. Aunque los expertos advierten que un solo pozo no puede definir el potencial de toda la cuenca, lo cierto es que la decisión de Equinor de abandonar otras áreas exploratorias en el offshore argentino indica que las expectativas de corto plazo se han enfriado.


Offshore: ¿alto riesgo, alto potencial?

El offshore es, por definición, una industria de altísimo riesgo. La probabilidad de éxito exploratorio es baja, los costos son elevados y los tiempos de desarrollo largos. Sin embargo, en países como Brasil, Guyana y Noruega, ha sido también la base de transformaciones energéticas y económicas profundas.

En ese sentido, el revés argentino no es necesariamente definitivo. YPF ha indicado que evaluará otras áreas en el offshore y que mantiene una mirada de largo plazo sobre el Atlántico Sur. No obstante, sin hallazgos tempranos ni infraestructura instalada, es difícil que nuevos jugadores arriesguen capital intensivo en el corto plazo.


Geopolítica, transición energética y dilemas ambientales

Aun sin resultados inmediatos, la apuesta por el offshore tuvo —y mantiene— una dimensión geopolítica relevante. Desarrollar recursos energéticos en el Atlántico Sur puede reforzar la soberanía territorial, especialmente frente al contexto de Malvinas, donde el Reino Unido ya ha explorado y explotado hidrocarburos sin acuerdo con Argentina.

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Al mismo tiempo, la presión ambiental y social sobre los proyectos offshore no ha desaparecido. Las organizaciones ambientalistas siguen rechazando este tipo de explotación, señalando los riesgos para la biodiversidad marina y para las economías regionales (pesca, turismo). Con resultados exploratorios pobres, el “costo político” de continuar promoviendo el offshore puede volverse más difícil de justificar.


Una apuesta que entra en pausa

El offshore argentino no está muerto, pero sí en pausa. El entusiasmo de 2021 y 2022 ha dado lugar a un escenario más cauteloso. La ausencia de resultados positivos iniciales no elimina el potencial a largo plazo, pero recalibra las expectativas y obliga a pensar en una política energética más diversificada.

Quizás el mayor aprendizaje sea que no existe una solución mágica ni un único vector de desarrollo. La energía del mar podrá tener un lugar en el futuro argentino, pero necesitará más que promesas: requerirá información geológica sólida, reglas estables, inversiones sostenidas y un diálogo social más abierto.

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