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Tecnología de Defensa en Argentina: Radares, Drones y Sistemas Integrados de Producción Nacional

Tecnología de Defensa en Argentina: Radares, Drones y Sistemas Integrados de Producción Nacional

Cómo INVAP, VENG, CITEDEF y PyMEs tecnológicas impulsan capacidades estratégicas con desarrollo soberano


Un sector clave para la soberanía y el desarrollo

En un mundo cada vez más atravesado por la disputa tecnológica y la necesidad de autonomía estratégica, Argentina cuenta con un conjunto de instituciones y empresas que están desarrollando sistemas avanzados de defensa, comunicación y control, con un fuerte componente de innovación nacional.

Desde radares 3D y drones tácticos hasta sistemas integrados para vigilancia y defensa aérea, el país ha logrado posicionarse como un actor emergente en la industria tecnológica de uso dual (civil y militar). El desafío es claro: sostener e integrar estas capacidades en una política industrial de largo plazo que potencie empleo calificado, exportaciones de alto valor agregado y fortalecimiento soberano.


INVAP: radarización para defensa, aviación civil y vigilancia de fronteras

La empresa rionegrina INVAP se ha consolidado como el principal referente tecnológico del país en materia de radares.

Con más de 15 años de desarrollo continuo, ha logrado diseñar y producir sistemas tridimensionales (3D) de última generación que hoy se utilizan tanto en el control del espacio aéreo como en tareas de defensa y vigilancia costera.

Entre los modelos más destacados se encuentran:

  • RPA-240T: Radar de defensa aérea de largo alcance (240 km), en operación dentro del Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (SINVICA).
  • RPA-170M: Radar móvil para despliegue rápido, utilizado en aeropuertos regionales y misiones de observación.
  • RSR-210N: Radar de superficie para vigilancia terrestre y marítima.

Estos desarrollos no solo han permitido reducir la dependencia de importaciones en un área crítica, sino también exportar tecnología a países de la región. INVAP mantiene además alianzas con la Fuerza Aérea Argentina, la ANAC y organismos civiles como la Prefectura Naval.


VENG y el desafío del dron táctico nacional

La empresa estatal VENG, dependiente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), lidera el desarrollo del Sistema Aéreo Robótico Argentino (SARA), un ambicioso proyecto de vehículos aéreos no tripulados (UAVs) con capacidades de observación, vigilancia, control de fronteras y apoyo logístico.

El SARA incluye:

  • Modelos Clase I y II: de corto y mediano alcance, con despegue y aterrizaje autónomos.
  • Sensores electro-ópticos e infrarrojos: desarrollados localmente para identificación de objetivos.
  • Aplicaciones duales: desde seguridad nacional hasta monitoreo de incendios, catástrofes o cultivos.

La integración de sistemas de comando y control (C4I) es otro aspecto clave que VENG está desarrollando en conjunto con INVAP, CITEDEF y universidades nacionales. Aunque el proyecto ha sufrido demoras por falta de financiamiento sostenido, representa una plataforma tecnológica crítica para el futuro de la defensa argentina.


CITEDEF: innovación en artillería inteligente y electrónica militar

El Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF) trabaja silenciosamente en el desarrollo de tecnologías complejas: desde cohetería nacional hasta sistemas de guía y control para municiones, radares pasivos y armas no letales.

Algunas de sus líneas destacadas incluyen:

  • Cohete CP-30 y su sistema lanzador múltiple, fabricado en conjunto con Fabricaciones Militares.
  • Proyecto TAM 2C: modernización de tanques medianos del Ejército Argentino con integración de sensores digitales.
  • Simuladores y electrónica embarcada: para entrenamiento militar y mantenimiento predictivo.

CITEDEF también colabora con las FFAA en la creación de sistemas integrados de defensa aérea que permitan la interoperabilidad entre sensores, radares, drones y unidades móviles.


FAdeA, PyMEs y consorcios: un ecosistema que empieza a articularse

La Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA), con sede en Córdoba, se ha sumado a este ecosistema como integradora de plataformas aéreas y proveedor de mantenimiento para aeronaves civiles y militares. Actualmente, participa en proyectos de ensamblado de drones MALE (Media Altitud / Larga Duración) en conjunto con PyMEs tecnológicas del país.

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Además, se están conformando consorcios de innovación con participación público-privada para el desarrollo de:

  • Plataformas de vuelo autónomas de largo alcance.
  • Torres de vigilancia inteligentes con radares y visión nocturna.
  • Software nacional para sistemas de misión, navegación y transmisión segura de datos.

Estos desarrollos permiten no solo dotar a las Fuerzas Armadas de equipamiento propio, sino generar capacidades exportables, con alto valor agregado y potencial comercial en América Latina, África y Asia.


Desafíos y oportunidades

Pese a estos avances, los desafíos son importantes. La discontinudad presupuestaria, los cambios de dirección política y la falta de planificación de largo plazo han afectado la maduración de muchos proyectos. El talento científico existe, la infraestructura también, pero sin una estrategia nacional sostenida, los avances tienden a fragmentarse.

La creación de un Plan Nacional de Tecnología de Defensa, con financiamiento plurianual, articulación civil-militar y foco exportador, podría ser una de las claves para consolidar este sector. A su vez, la integración con el complejo científico del CONICET, las universidades y la industria TIC es crucial para acelerar desarrollos con componentes nacionales.


El valor estratégico del conocimiento aplicado

Invertir en tecnología de defensa no implica militarizar la política pública, sino apostar por la soberanía científica, tecnológica y productiva. Radares, drones, sensores y software no son solo herramientas militares: son activos de una economía basada en conocimiento, capaces de generar empleo calificado, desarrollo regional y posicionamiento internacional.

Argentina cuenta con un capital humano y tecnológico envidiable. Sostener e impulsar ese ecosistema es, quizás, una de las decisiones más inteligentes para un país que busca dejar de exportar solo materias primas y empezar a exportar tecnología propia.

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