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Tras el acuerdo entre YPF y la italiana Eni, Argentina avanza hacia la exportación masiva de gas natural licuado. Las reservas permitirían sostener el abastecimiento interno por 163 años y exportar durante más de seis décadas.
Argentina dio en los últimos días un paso decisivo en su ambición por convertirse en un actor relevante del mercado global de gas natural licuado (GNL), al sellar un acuerdo preliminar (head of agreement) entre YPF y Eni, la principal energética de Italia. El convenio, rubricado en Roma en presencia del presidente Javier Milei y la primera ministra Giorgia Meloni, sienta las bases para una inversión que podría generar exportaciones por USD 100.000 millones en los próximos 20 años.
El proyecto “Argentina LNG”, liderado por YPF junto a grandes socios internacionales, se perfila como el plan energético más ambicioso en la historia del país. Las reservas comprobadas en Vaca Muerta —la segunda reserva mundial de gas no convencional— garantizarían el suministro interno durante 163 años al ritmo actual de consumo. Aún contemplando los planes de exportación, Argentina podría vender gas durante seis décadas sin poner en riesgo el abastecimiento local, de acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Energía.
Las tres fases del proyecto
El plan contempla el desarrollo de tres fases clave para transformar el gas natural de Vaca Muerta en GNL destinado a los mercados internacionales, principalmente Europa y Asia.
Primera fase (2027-2028): Hilli Episeyo y el inicio de las exportaciones
El primer buque licuefactor será el Hilli Episeyo, provisto por la empresa noruega Golar LNG y operado por el consorcio Southern Energy (integrado por Pan American Energy, YPF, Pampa Energía, Harbour Energy y Golar). Esta unidad flotante tiene capacidad para procesar 2,45 millones de toneladas por año (MTPA), equivalentes a 11,5 millones de metros cúbicos diarios (m3/d) de gas natural.
Esta fase inicial ya fue aprobada bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), con un compromiso de inversión de USD 7.000 millones a lo largo de dos décadas.
Segunda fase (2029-2030): Argentina LNG 2
A partir de 2028, se pondrán en marcha dos buques FLNG adicionales, con una capacidad total estimada en 12 MTPA. Esta fase contará con la participación estratégica de Shell y otros tres jugadores internacionales aún no revelados. La inversión proyectada asciende a USD 12.000 millones. También se construirá un gasoducto exclusivo para alimentar estos buques desde los yacimientos neuquinos.
Tercera fase (2028-2029): Argentina LNG 3
La tercera fase, que comenzó a tomar forma con el acuerdo con Eni, prevé otros dos buques de licuefacción con capacidad conjunta de 12 MTPA. El objetivo final es alcanzar un volumen de producción total de 28 MTPA, lo que representa aproximadamente 141 millones de metros cúbicos diarios de gas natural, equivalente a casi el 100% de la producción local actual.

Según datos de la Unión Internacional del Gas (IGU), esta flota convertiría a Argentina en el país con la misma cantidad de plantas flotantes en operación que todo el resto del mundo.
Exportaciones regionales: el caso Brasil
Más allá del GNL destinado a Europa y Asia, Argentina busca consolidarse como proveedor de gas natural para la región. En ese sentido, el mayor potencial reside en Brasil, que atraviesa dificultades de abastecimiento por el declino de los yacimientos bolivianos. Actualmente, los gasoductos entre Bolivia y Brasil funcionan a apenas un tercio de su capacidad.
A finales de 2024, Argentina y Brasil firmaron un acuerdo marco que establece un volumen inicial de 2 millones de m3/d, con el objetivo de alcanzar 10 millones de m3/d en tres años y escalar a 30 millones de m3/d para 2030.
Para facilitar este flujo, el gobierno argentino prepara una resolución que modificará la fórmula de precios a partir de 2026: el valor del gas exportado dejará de estar atado al precio internacional del petróleo (Brent) y se alineará con el precio interno hasta 2028. De esta forma, se busca que el fluido llegue a Brasil y Chile a precios competitivos.
Una ventana de oportunidad
La abundancia de reservas no elimina la urgencia. La transición energética global —con foco en energías renovables e hidrógeno— obliga a acelerar los proyectos de GNL antes de que disminuya la demanda global de hidrocarburos. Los acuerdos con Eni y Shell, junto al compromiso político, marcan un cambio de paradigma en la estrategia energética nacional.

Si el cronograma se mantiene, Argentina podría empezar a exportar grandes volúmenes de GNL desde 2027, con picos a partir de 2030, en el punto justo antes del declino proyectado del mercado global de combustibles fósiles.
Vaca Muerta, con reservas suficientes para transformar al país en potencia gasífera, enfrenta su oportunidad histórica. Ahora, el desafío es convertir esos recursos en dólares, empleo e infraestructura.