
Diario de minería, petróleo y campo.
La temporada invernal 2025 en Esquel asoma como una de las más difíciles de los últimos años. Con reservas que apenas alcanzan el 20%, comerciantes y prestadores turísticos advierten que el invierno está “agonizando”.
La crítica apunta principalmente al concesionario del centro de esquí La Hoya, cuya gestión privada, lejos de dinamizar la economía local, parece haber alejado a los esquelenses y a los turistas por igual. Pasajes carísimos, falta de coordinación con los clubes locales, y una indiferencia notable con la comunidad pintan un panorama desolador para una ciudad que supo posicionarse como destino invernal de referencia.
Carlos Miguens, secretario de la Cámara de Comercio local, fue tajante: “Si a esta gente no le interesa el centro de esquí, que lo devuelvan”. Y agregó: “Esquel vive temporadas nefastas. Quien tiene un negocio abierto hoy, es un héroe”. A su vez, Ricardo Bestene, presidente del Club Andino Esquel, denunció que los precios de los pases son “sumamente caros” y que hoy “Esquel quedó excluida de La Hoya”. Lo curioso es que Bestene fue un férreo antiminero durante años, e incluso basó su candidatura a intendente en un discurso fuertemente contrario al proyecto minero Suyai. Hoy, es él mismo quien advierte que “ni siquiera las familias bien acomodadas pueden pagar para esquiar”.
En paralelo, mientras La Hoya genera más frustración que nieve, el municipio intenta mostrar otra cara. Obras como la ampliación del Hospital Zonal, viviendas en el barrio Estación y la construcción del primer hotel cinco estrellas (Carao) avanzan con apoyo provincial y dan trabajo a unos 250 vecinos. El intendente Matías Taccetta remarcó: “Tenemos una agenda concreta de desarrollo y generación de empleo”. Pero el impulso no alcanza para compensar la caída libre del turismo de invierno, que era históricamente uno de los motores económicos de Esquel.
En ese contexto, se revalorizan incluso actividades menores y marginales como la zafra de liebre, que comenzó el 14 de junio y que en 2024 generó algo más de 100 millones de pesos para la región. A esto se suma el raleo de pinos, otra tarea invernal que depende de contratos estacionales, muchas veces mal pagos, y que no genera estabilidad ni proyección. Son síntomas de una economía que sobrevive con parches temporales, sin un rumbo productivo claro.
Suyai: la oportunidad que la política dejó pasar
Frente a este escenario, es imposible no recordar el proyecto minero Suyai, que pudo haber sido una verdadera solución estructural para Esquel. La minería, una de las actividades que mejores sueldos paga en la Argentina, podría haber generado más de 1.000 puestos de trabajo directos e indirectos en la ciudad, con salarios muy por encima del promedio local. Además, el emprendimiento incluía la creación de un fondo específico para obras de desarrollo urbano, infraestructura y servicios que hoy siguen pendientes.
Pero la política eligió ceder ante el discurso antiminero, incluso en momentos en los que la pobreza avanza y la economía regional se desangra. Prefirieron sumarse al relato de que el turismo lo iba a solucionar todo. Dos décadas después, el turismo se cae a pedazos y no hay alternativas a la vista. Ni industrias, ni polos tecnológicos, ni siquiera el tan promocionado “modelo productivo alternativo”.
¿Dónde están los que decían que la salvación era el turismo?
Es tiempo de preguntar, con crudeza pero sin hipocresías:
¿Dónde están ahora los referentes antimineros que prometían un futuro sustentable con otras actividades?
¿Dónde están los proyectos productivos alternativos que justificarían haber rechazado más de mil empleos?
¿Dónde están los que aseguraban que el turismo salvaría a Esquel?
Hoy, La Hoya está en manos privadas y casi vacía. Los comerciantes están en la lona. Y los vecinos se aferran a changas estacionales como la caza de liebre o el raleo de bosques. Esquel merecía otro destino. La política eligió el más cómodo: el del aplauso fácil. Pero el pueblo hoy paga las consecuencias.