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La Cámara Baja de Brasil ha aprobado una reforma constitucional que autoriza al sector privado a entrar en el sector del uranio, que actualmente es responsabilidad exclusiva de la empresa estatal Indústrias Nucleares do Brasil (INB).
El INB controla todas las actividades relacionadas con la extracción de materiales utilizados para generar energía nuclear. Esto ha hecho que el país tenga que importar la mayor parte del uranio utilizado para alimentar la única central nuclear de Brasil, la de Angra.
La empresa estatal podrá ahora asociarse con empresas privadas para la exploración y extracción de uranio.
«El INB también podrá asociarse en actividades relacionadas, como el procesamiento de minerales de uranio, el enriquecimiento y la producción de uranio, así como el desarrollo de tecnologías de energía nuclear» dijo la cámara baja en un comunicado.
La propuesta de enmienda debe ser aprobada ahora por el Senado antes del 9 de diciembre, de lo contrario pierde validez.
Brasil tiene la sexta mayor reserva de uranio del mundo, pero sólo un tercio del país ha sido explorado en busca del material radiactivo, según datos de la Asociación Nuclear Mundial.
La mayor economía de América Latina reabrió a finales de 2020 su única mina de uranio, Caetité, situada en el estado de Bahía. La explotación estaba paralizada desde 2014.
Se espera que la extracción de la nueva mina a cielo abierto, Engenho, haga que el país sea autosuficiente en cuanto a la alimentación de sus reactores nucleares.
La única central nuclear de Brasil tiene dos reactores en funcionamiento, que generan alrededor del 3% de la electricidad del país.
La construcción de un tercer reactor se reanudó en noviembre, tras estar paralizada durante más de siete años.