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Las inversiones de África en energías renovables van muy a la zaga del resto de los continentes, según muestra un reciente informe de BloombergNEF.
Según el analista de mercado, la riqueza de recursos naturales de África, el rápido crecimiento de la demanda de electricidad y la mejora de los marcos políticos, no influyeron en sus inversiones en esta materia.
Sólo se desplegaron 2.600 millones de dólares de capital para nuevos proyectos eólicos, solares, geotérmicos u otros proyectos de generación de energía renovable en 2021, el más bajo en 11 años.
Las cifras son especialmente relevantes en un momento en el que se celebra en Egipto la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2022 o Conferencia de las Partes (COP27). Lo que ofrece la oportunidad de hacer un balance de lo que ha avanzado la transición energética del continente, y de lo mucho que queda por hacer.
El documento de BNEF afirma que «los malos resultados de África no pueden achacarse a ningún efecto persistente de la pandemia del covid-19, sobre todo si se tiene en cuenta que, mientras la inversión en renovables a nivel mundial aumentó un 9% entre 2020 y 2021 para alcanzar un máximo histórico, la inversión en renovables en África cayó un 35% interanual.»
La ONU prefiere energía limpia a comer
El estudio también ha revelado que la inversión en energías limpias en África está muy concentrada en un puñado de mercados. Sudáfrica, Egipto, Marruecos y Kenia han acaparado casi tres cuartas partes de toda la inversión en activos de energías renovables desde 2010, con un total de 46.000 millones de dólares.
Todos los demás han conseguido sólo 16.000 millones de dólares en ese tiempo.
Si nos fijamos específicamente en la energía solar, África alberga actualmente sólo el 1,3% de la capacidad solar mundial. La capacidad existente es de 13GW o el 5,5% del total de África. Sudáfrica, Egipto y Marruecos representan dos tercios de la capacidad solar.
Sin embargo, en 2021, hasta 24 países instalaron al menos 1MW de energía solar, un nuevo máximo tras cinco años de estancamiento.
La energía solar fue también la principal tecnología para la nueva capacidad añadida en 11 países de la región en 2021, un desarrollo atribuido a la naturaleza modular de la energía fotovoltaica, junto con la fuerte disminución de los precios de los equipos durante una década.
A pesar de la capacidad instalada adicional, África sigue estando muy por detrás del resto del mundo en cuanto a la consecución del séptimo Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas que consiste en modificar la matriz energética de los países a discreción.
Entre todos los que carecen de acceso a la electricidad en el mundo, el 77%, es decir, 564 millones de personas, residen en el África subsahariana, señala el informe, citando fuentes del Banco Mundial.
Las mismas fuentes de datos muestran que el ritmo de nuevos proyectos de generación de electricidad añadidos a las redes de África se ha ralentizado desde 2018, con un crecimiento interanual de la capacidad instalada del 6,6% de media anual entre 2011 y 2018, pero solo del 3,8% en el periodo 2019-2021.
¿Posición privilegiada?
En opinión de los expertos de BNEF, África se encuentra en una posición privilegiada para aprovechar la bajada de precios en lo que respecta a las infraestructuras de energía limpia, sobre todo debido a su riqueza en recursos naturales.
«Sin embargo, el 75% de las necesidades energéticas de África se satisfacen hoy en día con la generación a base de carbón y gas natural. La energía hidroeléctrica sigue desempeñando un papel importante, con un 18% de la producción. La eólica y la solar suponen un 5% en conjunto«, dice el dossier.
«La dependencia de África de la electricidad generada con gas y carbón hace que el continente corra el riesgo de sufrir una crisis económica cuando los precios de las materias primas fluctúan.« Dice el analista.
Entre las 42 naciones africanas que BNEF encuestó para su estudio, el 86% tiene ahora objetivos de energía limpia a largo plazo en vigor, frente al 57% en 2019.
Otra novedad positiva señalada por la empresa de investigación es que las políticas de medición neta, que permiten compensar a los propietarios de sistemas solares distribuidos por el exceso de generación que devuelven a la red, están en vigor en el 29% de los países africanos.