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La Cámara de Empresas Mineras proyecta exportaciones de cobre por más de U$S 8.000 millones

La Cámara de Empresas Mineras proyecta exportaciones de cobre por más de U$S 8.000 millones

Argentina podría convertirse en el quinto productor a nivel mundial de cobre en la próxima década. El escenario, es más que promisorio, según el último estudio elaborado por la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM).

En la actualidad, el país cuenta con alrededor de media docena de proyectos de cobre de clase mundial, en condiciones de comenzar su construcción en el corto y mediano plazo. Esto ha sido posible gracias al esfuerzo de las empresas, que invirtieron más de U$S 740 millones en exploración durante los últimos 15 años, para poner en valor los recursos del país.

Si se mejoraran las condiciones para el sector, atacando las problemáticas que enfrenta, al menos seis de los proyectos de cobre más avanzados de Argentina se encuentran en condiciones de iniciar inversiones para su construcción en el mediano plazo. Se trata de proyectos de clase mundial, algunos de los cuales son los de mayor potencial productivo del mundo, aún sin explotar.

Se trata de proyectos de clase mundial, algunos de los cuales son los de mayor potencial productivo del mundo, aún sin explotar. Estos seis proyectos implicarían desembolsos de capital por al menos 20 mil millones de dólares.

De una producción de cobre prácticamente nula en la actualidad, Argentina alcanzaría un nivel promedio de 1.066 millas de toneladas por año (equivalente al 10% del déficit global de cobre en 2035).

Estos seis proyectos implicarían desembolsos de capital por al menos 20 mil millones de dólares. Se trata de San Jorge U$S 462 millones); Los Azules (U$S 2.462 millones); Mara (U$S 2700 millones); Taca Taca (U$S 3.583); Jose María (U$S 4000 millones) y El pachón (U$S 6000 millones).

El trabajo de la CAEM detalla que la transición energética global en curso implicará un espectacular crecimiento en la demanda de cobre para los próximos años. 

Y explica que el crecimiento se verá impulsado por el reemplazo de vehículos a combustión interna por versiones eléctricas, que requieren cinco veces más cobre. La difusión de energías renovables como parques eólicos y solares también impulsará la demanda de cobre, ya que utilizan entre 3 y 5 toneladas de cobre por MW, mientras que las plantas de generación térmica usan únicamente 1 tonelada por MW.

Además, el rápido crecimiento de estas industrias exigirá inversiones para el desarrollo de nueva infraestructura que dé soporte a la creciente electrificación, lo cual amplificará la tendencia en el mercado del cobre.

«La demanda de cobre para la transición energética se intensificará y plantea hipótesis de escasez en todos los escenarios. Para 2035 el faltante de cobre puede llegar a casi 10 millones de toneladas (equivalentes a unos 50 proyectos de clase mundial). Sin esa producción de cobre, los objetivos de transición energética corren riesgo», destacó el informe.

Las dificultades macroeconómicas y la alta presión tributaria han retrasado de forma persistente la puesta en marcha de nuevos proyectos de cobre en Argentina. La principal operación de cobre local dejó de producir en 2018 y desde entonces no ha logrado poner en marcha ningún otro proyecto.

En el hipotético caso de que se pusieran en marcha los seis proyectos de cobre más avanzados que cuenta Argentina en la actualidad, implicaría un ingreso del país al top 10 mundial de productores de cobre de mina.

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Desde la mirada de la CAME luego del período de obras y maduración de las inversiones necesarias, hacia 2027 se registrarían las primeras exportaciones de cobre, que se multiplicarían cuatro veces conforme avancen el resto de las inversiones.

Hacia 2035 alcanzarían U$S 8.341 millones, lo que para el país significaría un incremento de más del 10% de su nivel de exportaciones de 2022.

La puesta en marcha de los seis proyectos de cobre más avanzados implicaría además la generación de un flujo de compras hacia distintos sectores por un promedio de cerca de U$S 3.000 millones cada año.

Estos gastos operativos se dirigen primordialmente al mercado interno y dinamizan la actividad de las regiones donde se desarrollan los proyectos mineros, además de las cadenas de valor de diferentes industrias.

La construcción (17%), comercio (11%), servicios profesionales (10%), transporte (7%) y hotelería y gastronomía (3%) son actividades que se desarrollan en las inmediaciones de las operaciones mineras.

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