Diario de minería, petróleo y campo.
La explotación a cielo abierto junto a Lützerath, cuya ampliación va a hacer desaparecer a la localidad, se ha convertido en un símbolo de la desobediencia civil ambientalista en Alemania.
Unos 2.200 activistas medioambientales protestaron contra la prevista demolición del pueblo de Lützerath para proceder a la explotación de una mina de lignito a cielo abierto en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, en el oeste de Alemania.
Los manifestantes exigieron que se replantee el acuerdo alcanzado entre los poderes locales y el consorcio energético, autorizado tanto por el gobierno regional y el federal, que implicará la desaparición de esta localidad, que ya ha sido evacuada. La convocatoria fue apoyada por organizaciones como Fridays for Future, Greenpeace y otros movimientos contra el cambio climático, dentro del llamado Día de Acción Global y coincidiendo con la celebración en Egipto de la COP27.
En sus casas de madera y chapa metálica colgadas de los árboles, los activistas dicen ser capaces de resistir varias semanas si las fuerzas de seguridad intentan expulsarlos para permitir la extensión de la mina. «No sabemos cuándo tendrá lugar la evacuación», explica Alma, una francesa que habla bajo seudónimo con AFP. «Es una cuestión de responsabilidad difícil, porque la operación movilizará a varios miles de policías durante un período de tiempo considerable», afirma la joven de unos treinta años.
Lützerath, prácticamente deshabitada tras haber sido reubicados sus antiguos habitantes a otras poblaciones, se ha convertido, junto otros lugares emblemáticos como el Bosque de Hambach, en símbolo de la desobediencia cívica en Alemania contra las explotaciones mineras de la región y la deforestación de amplias zonas boscosas renanas. Los militantes se sintieron traicionados cuando el gobierno del socialdemócrata Olaf Scholz, que gobierna con los ecologistas, anunció un compromiso con RWE, el grupo que gestiona la mina, enmarcado en la reactivación de las centrales de carbón por la crisis energética.
Inicialmente, el adiós a las últimas explotaciones mineras iba a ser en 2038, pero al avanzarse esa fecha al 2030 se decidió prolongar hasta 2024 la explotación de dos minas de lignito a cielo abierto, que inicialmente iban a cerrarse este año. Esta prolongación ha conllevado, a su vez, un ampliación de la zona de extracciones y sentenciado con ello dicha población.