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La estatal Codelco de Chile, la mayor productora de cobre del mundo, cerró este miércoles su planta de fundición Ventanas, tras seis décadas de actividad altamente contaminante que transformaron la zona donde operaba junto a otras industrias en el «Chernóbil chileno».
Durante una ceremonia, el gerente de operaciones de Codelco Ventanas, Pablo Bohler, dio la orden de «detener en forma definitiva el horno convertidor ‘Teniente'».
Segundos después, el fuego se extinguió ante las cámaras, con lo que el gobierno del izquierdista Gabriel Boric cumplió su promesa de cancelar parte de la operación de Codelco en Quintero y Puchuncaví, una bahía industrial de 50.000 habitantes, a 140 km al oeste de Santiago.
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La fundición Ventanas operó desde 1964 generando un alto grado de contaminación en las comunidades de Quintero y Puchuncaví y su cierre fue parte de una de las promesas de campaña del presidente de Chile, Gabriel Boric.
Por décadas, la planta expulsó toneladas de partículas nocivas a través de su chimenea.
Incluso, en vísperas de su cierre, un centenar de estudiantes se intoxicaron por la mala calidad del aire en esta zona donde funcionan unas 15 compañías entre termoeléctricas a carbón, terminales de gas y refinerías de crudo y cobre.
«Hemos luchado años por esto, estamos aquí y seguiremos luchando, porque esto no termina acá», dijo Sabina Vergara, profesora de educación preescolar, en el marco de una protesta que reunió a un centenar de manifestantes en las afueras de la planta.
«Tenemos muchos niños enfermos, la tercera edad no sale de su casa. Es muy complejo», agregó la mujer, evocando el pedido de los pobladores para el cierre definitivo de las empresas contaminantes.
Ventanas operó desde 1964 como un centro estatal de fundición. Tras su cierre, Codelco, que asumió el control de la planta en 2005, seguirá refinando cobre, una actividad mucho menos contaminante.
Trabajadores de la fundición será reubicados
«Hoy se apagan los hornos de la fundición, pero no se apagan la convicción de construir un Chile más justo en donde todos los habitantes tengan derecho a poder desarrollar su vida en las condiciones que mejor les parezca», dijo el presidente Boric en un mensaje pregrabado.
Parte de los 766 trabajadores serán reubicados y otros dejarán sus puestos previo acuerdo con la estatal.
Quintero y Puchuncaví son consideradas «zonas de sacrificio ambiental» desde que, en 1958, Chile decidió relegar la pesca artesanal y la agricultura para convertir estas localidades en un centro industrial.
«Codelco está liderando las transformaciones que este polo industrial requiere asegurar para tener una convivencia amigable entre la actividad industrial y los habitantes», aseguró en la ceremonia el presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco.
Además de problemas respiratorios, los habitantes de Quintero y Puchuncaví presentan «enfermedades cardiovasculares, niveles elevados de mortalidad infantil, niveles inaceptables de riesgo de padecer cáncer en los niños y una menor expectativa de vida», según el relator especial de la ONU sobre derechos humanos y el medio ambiente, David Boyd, quien visitó Chile a comienzos de mayo.