Acindar anunció la paralización de la producción durante un mes y en la UOM Rosario admitieron que empezaron a cerrar pequeños talleres.
La crisis derivada del ajuste, sumada a la alta inflación, comenzó a impactar en la industria metalúrgica. Acindar del Grupo ArcelorMittal anunció la suspensión de su producción durante un mes de todas sus cuatro plantas y encendió las alarmas en el sector.
Solo en el Gran Rosario están radicadas más de seis mil metalúrgicas, desde la fábrica de electrodomésticos Liliana que tiene más de 1.400 trabajadores a pequeños talleres con dos o tres operarios, estos últimos comenzaron a bajar sus persianas, señaló Pablo Cerra, abogado de la UOM Rosario.
El freno de la obra pública financiada por Nación, que dispuso el ministro de Economía Caputo para lograr el déficit cero, puso en crisis a la metalúrgica vinculada a la construcción. De hecho, la principal producción de Acindar es de hierros para obras.
A esto se le suma la desaceleración en la inversión privada. El aumento de precios y la incertidumbre por lo que vendrá hicieron un combo explosivo para los proyectos de desarrolladores que terminó de complicar al mercado.
«Las primeras empresas en sentir la crisis son las metalúrgicas relacionadas a la obra pública sobre todo las más chicas», explicó Cerra y remarcó que esta nueva crisis tiene componentes novedosos respecto a otras recesiones:
«Si comparamos esta situación con la de Macri, en aquel momento, empresas y trabajadores tenían un poco más de espalda. La plata estaba y se indemnizaba y al trabajador le servía. Hoy no, las empresas no pueden resistir, no tienen para pagar la indemnización y si el trabajador la cobra le dura para aguantar un mes, una situación muy complicada».
Si comparamos esta situación con la de Macri, en aquel momento, empresas y trabajadores tenían un poco más de espalda. La plata estaba y se indemnizaba y al trabajador le servía. Hoy no, las empresas no pueden resistir, no tienen para pagar la indemnización y si el trabajador la cobra le dura para aguantar un mes, una situación muy complicada
Otra de las ramas metalúrgicas que están empezando a sentir la crisis es la «industria blanca», las fábricas de electrodomésticos resentidas por el derrumbe del consumo. De hecho, las crisis cíclicas que sufre Argentina les permitió a empresas y gremios tener un «manual» de emergencia que va de menor a mayor impacto: Se adelantan vacaciones, se abren los retiros voluntarios, se desvinculan a los contratados, para ir amortiguando la situación.
En estos momentos, las grandes empresas ya comenzaron a revisar contratos de personal propio y de servicios terciarizados para achicar costos donde las medidas atenuantes no están alcanzando para sortear la crisis.
En el caso de Acindar, cuya principal planta está instalada en Villa Constitución, «recibió el impacto de la caída del 60% del mercado de la construcción donde la obra pública es vital», señaló a LPO el secretario general de la UOM de aquella ciudad, Pablo González.
Lo curioso es que la firma también anunció la paralización de la planta de reducción directa, que transforma el mineral de hierro en materia prima, una operación que se suele hacer en invierno para su mantenimiento por las restricciones energéticas y que ahora la reprogramaron para marzo.
Acindar anunció la paralización de la planta de reducción directa, que transforma el mineral de hierro en materia prima, una operación que se suele hacer en invierno para su mantenimiento por las restricciones energéticas y que ahora la reprogramaron para marzo
Es que según Gonzalez, hay una amenaza mayor para el complejo metalúrgico que es la desregulación del mercado y la apertura de importaciones al acero indio o chino. «En el mundo sobran 600 millones de toneladas de acero, si se abre el mercado hace un desastre», indicó el sindicalista.
Para ponerlo en perspectiva, la capacidad de Acindar es de un millón de toneladas: «adónde van a ir a parar las más de tres mil familias que viven de esta fábrica», se preguntó González. La ciudad de Villa Constitución tiene 50 mil habitantes y su corazón es la acería.
Además, el parate coincide cuando el gremio se estaba sentando a negociar paritarias: «nosotros somos clasistas, no vamos a dejar de reclamar aumentos de sueldos, no vamos a dar marcha atrás con nuestras reivindicaciones», concluyó el dirigente de la UOM de Villa Constitución que tiene historia en las luchas obreras del sur santafesino.